martes, 7 de octubre de 2008

Función Social de los Archivos en Colombia

CUAL ES LA FUNCIÓN SOCIAL DE LOS ARCHIVOS EN LA SOCIEDAD COLOMBIANA
En los últimos años y ante el avance tecnológico de la Sociedad, se han experimentado una serie de transformaciones, los cambios en la mentalidad de los ciudadanos, la progresiva alfabetización sobre estos avances, las nuevas políticas gubernamentales; el Estado de Derecho consagrado en las Constitución y substancialmente, el derecho de todo ciudadano de acceso a la información, nos lleva a indagar, cual es la función social de los Archivos en la Sociedad Colombiana.

Al abordar el concepto de Función Social, se encuentra y define como el papel que desempeñan los individuos o grupos en el seno de una sociedad. En toda colectividad existe la división de funciones entre personas o grupos, de modo que cada cual realice una contribución específica al conjunto de la sociedad[1]. El término función tiene distintos significados: puede ser utilizado en el sentido de estatus, profesión, cargo o empleo, designando el conjunto de deberes y responsabilidades de una persona; es también la relación que existe entre dos o varios elementos, teniendo en cuenta que todo cambio que se introduzca en uno de ellos provocará modificaciones en los demás[2].

Ya habiendo un acercamiento al concepto básico de Función Social, es pertinente abordar el tema trascendental, la Función Social de los Archivos en la Sociedad Colombiana, apoyándonos con lo que busca la Universidad de La Salle en su PEUL, en el cual se resalta la importancia, en la cual los futuros profesionales Lasallistas, deben buscar trabajos con impacto social, no queriendo, ni mucho menos dejar de lado o ignorar la Función Social de Archivista, cuyo papel en este sentido aun no es muy claro.

Los Archivos siempre estarán asociados a la búsqueda de la verdad[3], esta afirmación amplia sus fronteras en un Estado tan convulsionado como el Colombiano, en el cual han transcurrido mas de 50 años de conflicto interno, agudizado por crisis económicas, políticas y sociales, tiempos aquellos en los cuales el concepto de archivo, prácticamente era inexistente en la idiosincrasia de la Nación, difícilmente en la actualidad se evidencian avances significativos en la creación de conciencia sobre los Archivos, e igualmente un cambio sustancial en el imaginario de la sociedad, que aún hoy, concibe los Archivos como el arrume de papeles viejos, eso en el mejor de los casos, ya que otros tantos, el concepto de Archivo es inexistente.

Cada sociedad en su tiempo busca interpretar su pasado, darle valor frente al tiempo que se vive y el que se espera para las gentes futuras. Por eso historia se renueva constantemente; cada generación relee testimonios pretéritos con nuevos ojos, según sus propios conceptos y escala de valores[4]. Los archivos de la memoria siempre son susceptibles de novedosas de acuerdo a las inquietudes y necesidades del momento. Por ello su conservación es indispensable y obligatoria, para que sobre los documentos vueltos a pensar pueda el hombre reencontrarse, explicarse presente y trazar su porvenir.

Todo trabajador de archivos debe poseer una amplia cultura que le permita conocer la historia y entender los diferentes campos del saber pues su material objeto de trabajo es universal, como universal es la información que debe guardar, organizar y servir[5]. El ser Archivista simboliza no solo ser el custodio de los documentos para ponerlos a la disposición de los usuarios, sino ser el administrador de la información documental para satisfacer las necesidades de información especializada en los campos administrativo, investigativo e histórico, en el momento conveniente, en el tiempo pertinente y con la mayor eficiencia[6].

Además, se debe tener en cuenta el papel social que desempeñan los archivistas rente la corrupción administrativa. Unos archivos organizados y “blindados” y con los principios éticos de un buen archivista, evitan que los documentos depositados en ellos, puedan ser manipulados para usos indebidos.

La información en la actualidad es el medio por el cual grandes empresarios ganan fortunas sin tener en cuenta el valor que ella significa y que no tiene ningún tipo de respaldo por los gobiernos democráticos de todo el mundo. La ambición de generar cada vez más poder a sobrepasado las barreras de la vida del ser humano y en nuestra legislación actual no existe protección para la persona en común en contra de los actos corruptos y las formas ilegales que se obtiene la información perjudicando en la mayoría de las veces a la vida humana.

Colombia, fundamentada en su Carta Política de 1991 y en la Ley General de Archivos (594 de 2000), propone un procedimiento integral de gestión de documentos para la administración pública y privada, estableciendo la obligatoriedad al Estado de organizar los archivos a todo nivel y a los funcionarios de velar por el cuidado y conservación de los documentos a su cargo. Esta norma, que se basa en los dos enunciados fundamentales de la archivística: el principio de procedencia y el orden original. Disponiendo que todos los archivos del Estado deben organizarse a partir de dichos postulados y sus reglamentaciones, partiendo de los delineamientos de los nuevos métodos y aplicaciones al sistema del ciclo vital de los documentos para un archivo total; a instancias del Consejo Internacional de Archivos, y a las recomendaciones de sus tres últimos Congresos de 1996, 2000 y 2004; de nuestra Carta Política y de la Ley General de Archivos.

A partir de estas necesidades, es obligación dar respuestas y empezar a modificar hábitos; si hasta ahora, se había actuado al final del proceso, “recogiendo” la documentación, era el momento de empezar a trabajar desde el principio, actuando sobre los “productores” de documentos, verdaderas legiones de funcionarios, que hicieron de la copia y la multicopia una práctica habitual.

La falta de una conciencia sobre la necesidad de adoptar componentes que permitan la generación de conocimiento para nuestras propias necesidades, es tal vez el obstáculo que mayor desigualdad produce y una de las causas de nuestra pobreza. La información conservada en los archivos no es considerada un activo social[7]. Conviene distinguir estas funciones de los archivos, desde el ámbito de impacto social, el cual considero es lo que representa la Memoria Colectiva de un pueblo, estas funciones las podemos ver reflejadas en la Educación, la Democracia y la Consolidación de Valores[8].

La Sociedad se encuentra en la era, en que los profesionales de la documentación y la información son al mundo actual, lo que los ingenieros fueron a la era de la industrialización y lo que es hoy de la física a la cuántica[9]; en que se están generando y estableciendo nuevos campos del saber, nuevas disciplinas profesionales, nuevas formas de pensamiento Se trata de que este concepto tan básico sea aplicado a las Ciencias de la Documentación, Información y la Archivística; que su desarrollo corresponda a una realidad concreta en la vida archivística de nuestro país e Iberoamérica, y del quehacer de los archivistas para racionalizar estos cambios en el escenario socio-cultural; económico, jurídico y administrativo.
La archivística moderna se concibe como una disciplina que estudia la naturaleza de los archivos, su organización, los principios para su conservación y los medios para prestar un servicio.

La información custodiada en los archivos tiene un valor y se debe hacer un esfuerzo para que el usuario la valore y de una retribución por ella. De esta manera, para obtener acceso a la sociedad de la información el Estado debe hacer un gran esfuerzo para que todo el conocimiento se distribuya en forma equitativa a todos los niveles de la sociedad[10].

Los Archivistas tienen una responsabilidad social con la comunidad como preservadores de la cultura. Su vocación es ocuparse de la historia, y la cultura es el resultado de un proceso histórico que crece desde la esencia misma de la sociedad, con el ritmo lento de los procesos vitales que estructuran a un pueblo. Procesos que se expresan en documentos, es evidente que los archivos constituyen una herramienta indispensable para la investigación, la educación y la creación de cultura.

Es evidente, que aunque se han logrado avances significativos en materia Archivistica, proceso que no abarca más de 15 años; que las falencias en construcción de conciencia y sentido social sobre los Archivos son notorias, como se menciono en un acápite anterior, ante los archivos, y como archivistas se ha actuado normalmente, en un proceso casi exclusivamente técnico, una labor “mecanizada” que únicamente se encargaba de remediar los desgreños heredados de anteriores administraciones.

A través de la historia, el estado tampoco contribuyo para intentar reversar esta situación, esta como antecedente de gran interés para la sociedad archivista, el acontecimiento en el cual, los presos del entonces Panóptico Nacional, fueron los encargados de “reconstruir” una parte de los archivos históricos de la nación; actualmente, en el fondo esta situación no se ha modificado, cuando las labores de organización, de los Fondos Acumulados, se entrega a personal poco capacitado para el desempeño de estas labores, el cual no tiene el sentido de la labor que esta realizando, y cuya consecuencia se resume en proyectos finalizados en forma mediocre y técnicamente mal realizados, aunque no con esto, se pretenda satanizar y exponer de forma peyorativa la labor que desempeñan los auxiliares de archivos, los motores en esta labor, ellos, solo son el resultado, en muchos casos, de la escasa generación de mentalidad social de los Archivos y la labor del Archivista, de sus jefes inmediatos, quienes realmente son los llamados a cumplir a cabalidad esta labor.

Las entidades y asociaciones Archivistitas, tampoco escapan a esta responsabilidad, aunque es bien sabido, que la falta de legislación, entidades y asociaciones que regulen el ejercicio de la labor, la creación de un Tribunal Nacional de Ética Archivistica, el cual en sus funciones debe contener la concepción de parámetros que indiquen, y de alguna forma exijan, la claridad de la Función Social de los Archivos en la Sociedad Colombiana a los Archivistas y al imaginario colectivo de la sociedad.

CARLOS ENRIQUE BALLESTEROS AMAYA


BIBLIOGRAFIA


BELTRÁN, Miguel. Ciencia y sociología. 2ª.ed. Madrid: Siglo XXI.

BRAUDEL, Fernand. La historia y las ciencias sociales. Madrid: Editorial Alianza, 1986. 222 p.

ZAPATA, Carlos Alberto. Los archivos como activo estratégico para la investigación. En: II Encuentro de archivos e investigación. (Bogotá, 19 al 21 de Noviembre de 2002).

GUERRERO, Javier. Etnias, educación y archivos en la historia de Colombia. Colección memoria de historia. Bogotá, 1995. Pág.

· VALLEJO SIERRA, Ruth Elena. I Foro virtual el futuro del archivista profesional. [término de búsqueda: función social de los archivos en Colombia]. [en línea]. Bogotá: Sociedad Colombiana de Archivistas 2006. [consulta: 2008-04-28]. p. 1.

· PALACIOS PRECIADO, Jorge. Los archivos y la investigación. En: Memorias del primer encuentro de archivos e investigación. (Medellín, octubre 13 al 15 de 1993).

· LINARES COLIMBIE, Radares. Ciencia de la información: su historia y epistemología. Bogotá: Rojas Eberhard Editores Ltda. , 2005.

· El Nuevo Rol del Archivista en: La gestión del conocimiento y los archivos, valoración documental. XII Seminario Memorias. Bogotá, 2004.

[1] BELTRÁN, Miguel. Ciencia y sociología. 2ª.ed. Madrid: Siglo XXI. Pág. 20.
[2] BRAUDEL, Fernand. La historia y las ciencias sociales. Madrid: Editorial Alianza, 1986. 222 p.
[3] ZAPATA, Carlos Alberto. Los archivos como activo estratégico para la investigación. En: II Encuentro de archivos e investigación. (Bogotá, 19 al 21 de Noviembre de 2002). Pág. 2
[4] GUERRERO, Javier. Etnias, educación y archivos en la historia de Colombia. Colección memoria de historia. Bogotá, 1995. Pág. 223.
[5] Ibíd. Pág. 223.
[6] VALLEJO SIERRA, Ruth Elena. I Foro virtual el futuro del archivista profesional. [término de búsqueda: función social de los archivos en Colombia]. [en línea]. Bogotá: Sociedad Colombiana de Archivistas 2006.[consulta: 2008-04-28]. p. 1.
[7] PALACIOS PRECIADO, Jorge. Los archivos y la investigación. En: Memorias del primer encuentro de archivos e investigación. (Medellín, octubre 13 al 15 de 1993). Pág. 27.
[8].Ibíd. Pág. 2.
[9] LINARES COLIMBIE, Radares. Ciencia de la información: su historia y epistemología. Bogotá: Rojas Eberhard Editores Ltda. , 2005. Pág. 30.
[10] El Nuevo Rol del Archivista en: La gestión del conocimiento y los archivos, valoración documental. XII Seminario Memorias. Bogotá, 2004.

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